Corría el año 1929. El cine aún no tenía voz, pero ya conquistaba multitudes con sus historias contadas en blanco y negro, acompañadas de música en vivo y mucha imaginación. En medio del esplendor de la llamada “Edad de Oro de Hollywood”, un grupo de 270 personas (entre actores, directores, productores y figuras de la industria) se reunió en el Blossom Room del Hotel Roosevelt en Los Ángeles para celebrar algo que marcaría la historia del séptimo arte: la primera entrega de los Premios de la Academia, hoy conocidos como los famosos y reverenciados Oscars.
Aquella noche del 16 de mayo fue breve y sobria, muy distinta al espectáculo global que hoy conocemos. Duró apenas 15 minutos y los ganadores ya sabían quiénes eran desde tres meses antes. No hubo cámaras, ni alfombra roja, ni discursos interminables. Pero sí hubo algo que permanece hasta hoy: la intención de reconocer lo mejor del arte cinematográfico.
¿Por qué nacieron los Oscar?
La idea fue impulsada por Louis B. Mayer, jefe de MGM y uno de los grandes magnates del cine de la época. Quería unir a la industria bajo una organización que promoviera la excelencia artística, pero también que ayudara a resolver disputas laborales y protegiera los intereses de los estudios. Así nació la Academy of Motion Picture Arts and Sciences (AMPAS), y con ella, la necesidad de premiar a sus miembros más destacados.
En esta primera edición se reconocieron 12 categorías (hoy son más de 20), y el galardón aún no era llamado oficialmente “Oscar” —ese apodo llegaría unos años después, aunque hasta hoy no está claro si fue por un secretario de la Academia que decía que la estatuilla se parecía a su tío Oscar, o si fue una invención de la actriz Bette Davis.
Los ganadores del debut
El primer galardón a Mejor Película fue para “Wings”, un drama bélico dirigido por William A. Wellman, reconocido por sus espectaculares escenas aéreas. Pero también hubo premios especiales, como uno para Charlie Chaplin por su versatilidad en “El circo”, y otro para Warner Bros., por su innovación en el cine sonoro con “The Jazz Singer”. En total, fueron 15 los galardonados, pero el evento sentó las bases de lo que serían los Oscar: un escenario donde se honra la evolución técnica, estética y narrativa del cine.
Un legado dorado
A lo largo de los años, los Oscar han sido testigos de momentos históricos: discursos conmovedores, vestidos icónicos, errores virales (sí, La La Land), y la expansión del cine más allá de Hollywood. Aunque han sido criticados por falta de diversidad, por ignorar ciertos géneros o por su excesiva duración, lo cierto es que siguen siendo el premio más reconocido y codiciado del cine mundial.
Recibir un Oscar puede transformar carreras, elevar películas independientes a la fama y abrir conversaciones sociales urgentes. Detrás de la estatuilla dorada (que mide 34 cm, pesa 3.8 kg y representa a un caballero sosteniendo una espada sobre un rollo de película) hay décadas de historias, sueños cumplidos y también controversias.
¿Y hoy, qué representan?
A casi un siglo de aquella noche en el Roosevelt, los Oscar no solo celebran el cine, también reflejan el pulso de la sociedad. Los temas que premian, las voces que amplifican y los espacios que abren dicen mucho de hacia dónde vamos como cultura global. Son espejo y motor. Y aunque su brillo haya cambiado con el tiempo, su importancia permanece.
Porque el cine, como el amor, el arte o la memoria, necesita ser celebrado. Y todo comenzó esa noche de mayo de 1929, cuando el mundo aplaudió, por primera vez, a su industria más mágica.