En el corazón de San Cristóbal se alza la iglesia de San Nicolás, una joya arquitectónica del siglo XVII que ha resistido el paso del tiempo. Esta construcción de adobe, última de estilo mudéjar en la ciudad, fue reconocida como una de las llamadas “iglesias de pueblo de indios”. Lo más fascinante es que permanece intacta, sin modificaciones que alteren su estructura original, lo que la convierte en el monumento completo más antiguo de San Cristóbal De Las Casas.
Corría el año 1615 cuando Fray Juan de Zapata y Sandoval, un obispo agustino, fundó la ermita de San Nicolás de los Morenos. Esta iglesia no se construyó en la periferia como era costumbre para las comunidades negras y mulatas, sino en pleno centro de la ciudad. Dedicada a San Nicolás de Tolentino, estuvo bajo el cuidado de una hermandad conformada por negros y mulatos, en honor a la cofradía negra de Nuestra Señora de la Encarnación.
Entre 1754 y 1766, se vivió una transformación social significativa. Los negros comenzaron a tener la posibilidad de comprar su libertad, y algunos incluso invirtieron en esta iglesia. Así, se integraron con la población local de San Cristóbal. Para finales del siglo XIX, la iglesia de San Nicolás dejó de estar vinculada exclusivamente a la comunidad negra.
Este templo también jugó un papel crucial durante los terremotos. Cada vez que la tierra temblaba, los canónigos de la Catedral buscaban refugio en sus resistentes muros de adobe. Tal fue el caso en 1817, cuando el edificio se convirtió temporalmente en Sala Capitular, acogiendo a sacerdotes y monjes junto al Obispo.
No todo en su historia ha sido de paz y devoción. La iglesia de San Nicolás fue testigo y escenario de conflictos armados. Durante la Guerra de Reforma en Chiapas (1855-1864), sirvió de cuartel militar y prisión. Años después, en 1876, volvió a ser cárcel en medio de las luchas anti-reeleccionistas, albergando a figuras como el General Miguel Utilla, quien gobernó Chiapas de 1879 a 1883.
Hoy en día, cada 10 de septiembre, la iglesia se llena de vida con su fiesta patronal, recordándonos que en sus muros de adobe se resguarda no solo un templo, sino también siglos de historia, resistencia y transformación social. Esta iglesia sigue siendo un testimonio vibrante del pasado y un símbolo de identidad para San Cristóbal.