El incremento en la presencia de mariposas monarca en los bosques mexicanos durante el invierno 2024–2025 representa una esperanza para la especie, pero los expertos advierten que el riesgo de colapso sigue latente por el cambio climático, la deforestación y el uso de agroquímicos en su ruta migratoria. La mariposa monarca (Danaus plexippus) ha brindado una señal alentadora en su ciclo migratorio ya que su población se duplicó durante el invierno 2024–2025, al pasar de ocupar 0.90 hectáreas a 1.79 hectáreas en los santuarios de hibernación ubicados en los bosques templados de Michoacán y el Estado de México.
Este repunte ha sido confirmado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y especialistas ambientales. Aunque esta noticia se percibe como un respiro en medio de años de declive, los científicos y ambientalistas advierten que la lucha por salvar a la mariposa monarca no ha terminado.
El aumento actual se atribuye a condiciones climáticas más favorables durante su migración, así como al fortalecimiento de acciones de protección en sus zonas de hibernación. Sin embargo, el nivel de ocupación sigue lejos del promedio histórico de más de 6 hectáreas que registraba la especie a principios del siglo XXI. Esta duplicación no significa que la población esté fuera de peligro.
La mariposa monarca sigue enfrentando amenazas estructurales como la deforestación, el cambio climático y la pérdida de algodoncillo —su planta vital— en Estados Unidos y Canadá”, señalaron especialistas de la WWF. Además, la fragmentación de hábitats y el uso de agroquímicos continúan afectando negativamente su ruta migratoria de más de 4,000 kilómetros, que abarca desde el sur de Canadá hasta los bosques mexicanos. La interrupción de este delicado corredor biológico podría tener consecuencias irreversibles.
Ante este escenario, organizaciones ambientales hacen un llamado urgente a gobiernos, agricultores y sociedad civil a intensificar los esfuerzos de conservación. Promover la siembra de algodoncillo, evitar el uso de pesticidas y proteger los bosques donde hibernan las monarcas son acciones clave para evitar una nueva caída en su población.