El matcha, un té verde molido en polvo, se originó en Japón hace más de 800 años como parte de la ceremonia del té. Se cultiva a la sombra y se muele con precisión para capturar todo el sabor y los antioxidantes en cada sorbo. En 2025, el matcha parece haber encontrado la fórmula perfecta para volverse viral; su color intenso lo hace irresistible para fotos y reels. En redes como TikTok, Instagram y X, el matcha aparece en smoothies bowls, lattes cremosos y postres como cheesecake y panqués. Esta bebida se promueve como antioxidante poderoso, ideal para cuidar el corazón y apoyar el metabolismo. Muchos lo ven como una alternativa más sana al café, con energía sostenida y menos nerviosismo .
Desde cafeterías de Londres hasta cocinas caseras en Mumbai, la euforia del matcha no discrimina. Su uso como base para bebidas veganas, batidos y postres se extiende por todo el mundo. El matcha contiene catequinas (especialmente EGCG), vitaminas, y L-teanina, un aminoácido que favorece la concentración sin agitar los nervios. Aunque no reemplaza una dieta balanceada, se considera un complemento saludable a la rutina diaria .
Mientras su popularidad crece, algunos expertos advierten del “hype” comercial: hay productos etiquetados como “matcha” que contienen mezclas de polvo baratas o azúcares añadidos. La clave es elegir marcas con certificación ceremonial para asegurarse de calidad y pureza . El ascenso del matcha refleja algo más profundo: una búsqueda global de bienestar, estética y conexión cultural. En una era saturada de información, el matcha ofrece relax, ritual y salud en una taza. Y, desde luego, una foto lista para redes sociales.