Si has recorrido el boulevard Belisario Domínguez en Tuxtla Gutiérrez, seguramente te has topado con la imponente escultura de la Cabeza Maya, una obra que rinde homenaje a la grandeza de la civilización maya y que con el tiempo se ha convertido en un emblema de la ciudad. Pero, ¿de dónde viene esta escultura? ¿Quiénes la hicieron y qué representa realmente? Aquí te contamos su historia.
Esta pieza monumental fue instalada a inicios de los años 2000 como parte de un esfuerzo por resaltar el patrimonio cultural chiapaneco. La idea surgió durante el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, con la intención de fortalecer la identidad turística de la zona. Fue ubicada frente a un edificio que en su momento albergó la Secretaría de Turismo, lo que reforzaba su propósito como un ícono representativo de la herencia maya en el estado.
La creación de la escultura estuvo a cargo de Andrés Stepaneko, quien trabajó en colaboración con los artistas David Morales y Jorge Arturo Gutiérrez. Para su fabricación, se utilizaron materiales como fierro, unicel y yeso, buscando lograr una estructura resistente y visualmente impactante.
A lo largo del tiempo, esta escultura también ha sido protagonista de expresiones sociales. Ha servido como punto de encuentro para diversas manifestaciones, como las protestas feministas del 8 de marzo, cuando fue intervenida artísticamente con mensajes y colores, convirtiéndose en un espacio de diálogo y expresión. Esto demuestra cómo el arte en espacios públicos no solo preserva la memoria histórica, sino que también evoluciona con la sociedad.
Hoy en día, la Cabeza Maya sigue siendo un referente visual en Tuxtla Gutiérrez. Su presencia en el boulevard Belisario Domínguez nos recuerda la riqueza cultural de Chiapas y la importancia de valorar nuestras raíces. Ya sea que la veas como un homenaje al pasado o como un símbolo de la identidad contemporánea, lo cierto es que esta escultura ha trascendido su propósito original y se ha convertido en parte del día a día de la ciudad.
Así que la próxima vez que pases frente a ella, tómate un momento para apreciarla y reflexionar sobre todo lo que representa. Porque más allá del arte, es un pedazo de historia viva en el corazón de Tuxtla Gutiérrez.