Gertrude Duby de Blom, nacida en Suiza en 1901, fue mucho más que una exploradora y antropóloga; fue una ferviente defensora de los pueblos indígenas y la selva Lacandona en Chiapas, México. Su vida estuvo marcada por una profunda conexión con la naturaleza y un compromiso inquebrantable con la justicia social. Desde joven, mostró un espíritu aventurero y una curiosidad insaciable por el mundo que la rodeaba.
En la década de 1940, Gertrude llegó a México y quedó fascinada por la cultura y las tradiciones de los lacandones, un grupo indígena que habitaba en lo profundo de la selva. Decidió establecerse en la región y dedicó su vida a estudiar su lengua, sus costumbres y su cosmovisión. A través de sus investigaciones y fotografías, Gertrude dio a conocer la riqueza cultural de los lacandones y denunció las injusticias que sufrían.
Gertrude no solo se limitó a documentar la vida de los lacandones, sino que también se involucró activamente en la defensa de sus derechos y la protección de su territorio. Luchó contra la tala ilegal de árboles, la invasión de tierras y la discriminación. Fundó la organización Na Bolom, que significa “Casa del Jaguar” en lengua tzotzil, un centro de investigación, museo y hotel que se convirtió en un punto de encuentro para académicos, activistas y viajeros interesados en la cultura y el medio ambiente de la región.
El legado de Gertrude Duby de Blom perdura hasta nuestros días. Su trabajo ha contribuido a la valoración y el reconocimiento de la cultura lacandona, así como a la conservación de la selva Lacandona. Su vida es un ejemplo de cómo la pasión, el compromiso y la dedicación pueden marcar la diferencia en la vida de las personas y en la protección del planeta.