Con la llegada de la temporada de lluvias, muchos estados del país han experimentado intensas precipitaciones que, además de dejar calles inundadas y tráfico complicado, traen consigo un enemigo silencioso pero peligroso: el mosquito. En particular, el Aedes aegypti, el mismo que puede transmitir enfermedades como el dengue, el zika y la chikungunya, encuentra en los charcos, llantas abandonadas, cubetas y otros recipientes con agua estancada, el escenario perfecto para reproducirse.
Aunque comparten el mismo vector, estas enfermedades presentan diferencias claras:
El dengue es probablemente el más conocido: suele manifestarse con fiebre alta, dolor detrás de los ojos, fuertes dolores musculares y articulares, erupciones en la piel y, en casos graves, sangrados. Existen distintas variantes, y una de ellas puede convertirse en dengue grave, lo que lo convierte en una enfermedad que no debe tomarse a la ligera.
El zika, por otro lado, puede confundirse fácilmente con un cuadro gripal: fiebre baja, sarpullido, conjuntivitis y dolor articular. Sin embargo, lo preocupante de este virus es su vínculo con malformaciones congénitas, como la microcefalia, cuando afecta a mujeres embarazadas.
La chikungunya se distingue principalmente por provocar dolores articulares tan intensos que pueden incapacitar a quienes la padecen por semanas o incluso meses. También incluye fiebre alta y fatiga, y aunque en la mayoría de los casos no es letal, su recuperación puede ser prolongada y debilitante.
Para evitar la propagación de estos virus, las autoridades de salud recomiendan acciones sencillas pero efectivas: eliminar o voltear recipientes que acumulen agua, mantener tapados los tinacos y cubetas, limpiar patios, desyerbar terrenos baldíos y usar mosquiteros o repelente, sobre todo al amanecer y al atardecer, cuando los zancudos son más activos. También es importante que la ciudadanía reporte criaderos potenciales en espacios públicos.
En tiempos de lluvia, la prevención no solo se trata de protegerse del agua o de los deslaves, sino también de estar alerta a los pequeños charcos que pueden convertirse en focos de infección. La salud pública empieza en casa y con acciones individuales que, cuando se replican, pueden salvar vidas. Si presentas fiebre, dolores musculares o algún síntoma similar, no te automediques y acude a tu centro de salud más cercano. En esta temporada, la mejor herramienta es la información y la acción oportuna.