Publicada en 2013, El jilguero (The Goldfinch) es la tercera novela de la escritora estadounidense Donna Tartt, quien se caracteriza por dedicar más de una década a cada una de sus obras. La historia comienza con Theo Decker, un joven de 13 años cuya vida cambia radicalmente cuando sobrevive a una explosión en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. En medio del caos, Theo se lleva consigo —casi sin darse cuenta— una pequeña y valiosísima pintura del siglo XVII: El jilguero, obra del pintor holandés Carel Fabritius.
A partir de ese momento, la novela sigue la vida de Theo marcada por la orfandad, el desarraigo y un sentimiento de culpa que lo acompaña durante años. Tras la muerte de su madre en la explosión, se enfrenta a una existencia errante: pasa por hogares adoptivos, vive en Las Vegas con su padre ausente y su nueva pareja, y más tarde regresa a Nueva York, donde se adentra en el mundo del arte y la restauración, mientras desarrolla vínculos complejos y a veces autodestructivos.
La pintura robada se convierte en un símbolo multifacético: un recordatorio de su madre, un secreto que lo atormenta y un objeto de belleza que, a pesar de todo, ilumina su vida. El cuadro actúa como hilo conductor que une las distintas etapas de su existencia y que lo conecta con personajes memorables, como Boris, su amigo rebelde; Hobie, el ebanista que se convierte en figura paterna; y Pippa, la joven que comparte su trauma.
El jilguero no es solo una novela de formación, sino también un thriller psicológico y una reflexión profunda sobre el arte como refugio y salvación. Tartt combina un estilo narrativo minucioso, cargado de descripciones sensoriales, con una estructura que abarca años y escenarios diversos, desde la agitada Nueva York hasta las áridas calles de Las Vegas y las brumosas plazas de Ámsterdam.
La recepción crítica fue polarizada: mientras muchos la alabaron por su ambición literaria y su riqueza temática, otros la consideraron excesivamente extensa. Sin embargo, el reconocimiento llegó con el Premio Pulitzer y el Andrew Carnegie Medal for Excellence in Fiction. En 2019, la novela fue adaptada al cine en una película dirigida por John Crowley, protagonizada por Ansel Elgort y Nicole Kidman, aunque la adaptación no logró replicar el éxito del libro.
En esencia, El jilguero es una obra sobre la resiliencia, el peso de las pérdidas y la forma en que el arte puede sostenernos incluso en los momentos más oscuros. Una historia que, como el cuadro de Fabritius, encierra en sus detalles tanto fragilidad como eternidad.