El Día Internacional de la Cerveza se celebra desde 2008 cada primer viernes de agosto. Lo que comenzó como una modesta celebración entre amigos en un bar de Santa Cruz, California, se ha convertido en un evento global que reúne a millones de personas en más de 80 países para rendir homenaje a una bebida con más de 7,000 años de historia.
La cerveza no es solo una bebida alcohólica: es parte del patrimonio de la humanidad. Su historia se remonta a las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto, donde se producía de forma rudimentaria y se asociaba con rituales religiosos y prácticas cotidianas. A lo largo de los siglos, la cerveza evolucionó, refinando sus técnicas en monasterios medievales europeos, adaptándose a los gustos locales y convirtiéndose en un símbolo de identidad nacional en países como Alemania, Bélgica, República Checa, México y Japón
.
El Día Internacional de la Cerveza tiene tres objetivos fundamentales: reunirse con amigos para disfrutar de la cerveza, rendir homenaje a quienes la elaboran y sirven, y celebrar la unión de culturas que esta bebida fomenta. Es un día para conocer nuevas variedades, apoyar a las cervecerías locales, descubrir maridajes gastronómicos y, sobre todo, compartir.
En años recientes, el auge de la cerveza artesanal ha transformado el panorama cervecero en todo el mundo. Esta revolución ha dado lugar a una inmensa variedad de estilos, sabores y técnicas, democratizando la producción y fomentando la creatividad. IPA, stout, porter, pilsner, sour, lager… cada tipo de cerveza cuenta una historia diferente y refleja la identidad de quien la produce.
Eventos y festivales organizados en torno al Día Internacional de la Cerveza se celebran en bares, restaurantes, plazas y parques. En muchos lugares, las cervecerías abren sus puertas al público, ofreciendo catas, recorridos guiados y charlas sobre procesos de producción. También es un día clave para la industria: en 2023, por ejemplo, se reportó un incremento del 20% en ventas en mercados clave durante esta festividad, lo que demuestra su peso económico.
Además, la cerveza promueve un aspecto fundamental de la vida humana: la socialización. Compartir una cerveza con alguien es un gesto universal, sin importar el idioma, la cultura o la religión. Desde una reunión informal entre amigos hasta celebraciones tradicionales como el Oktoberfest alemán o el Día de San Patricio en Irlanda, la cerveza es un símbolo de convivencia.
Sin embargo, es importante subrayar el consumo responsable. La celebración del Día Internacional de la Cerveza también invita a disfrutar con moderación, apreciar la calidad sobre la cantidad y recordar que el respeto por uno mismo y por los demás también forma parte de la experiencia cervecera.
En 2025, este día cobra aún más relevancia en un mundo que busca reconectarse tras años de cambios globales. Brindar por la cerveza es, en el fondo, brindar por los lazos humanos, por la tradición que se reinventa, por los sabores que cuentan historias y por la alegría compartida.