Las leyendas clásicas de Merlín y el Rey Arturo existen en decenas, incluso centenares de variantes. Muchas de ellas se conservan en manuscritos medievales de más de un milenio de antigüedad, si bien algunas ediciones resultan considerablemente más escasas que otras. Ahora, un grupo de expertos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha conseguido desenrollar de forma virtual un manuscrito olvidado, oculto durante siglos en la encuadernación de un libro de la Edad Moderna, y leer su contenido sin dañar este frágil y valioso documento.
El manuscrito ha sobrevivido gracias a las labores de reciclaje y reutilización a lo largo de los siglos, ya que el documento fue doblado, rasgado e incluso cosido a la encuadernación del libro, lo que hacía casi imposible a los expertos de Cambridge su acceso o incluso confirmar su origen. Pero la tecnología está de nuestro lado para estos menesteres.
Los investigadores desplegaron un auténtico arsenal tecnológico para recrear en tres dimensiones los fragmentos: desde escaneos multiespectrales -que capturan cada matiz del pergamino bajo luz ultravioleta e infrarroja- hasta avanzadas tomografías computarizadas. Tras gestionar un préstamo de equipos de rayos X y TC en el departamento de Zoología de Cambridge, el equipo exploró las capas superpuestas del manuscrito sin desarmar su delicada estructura. Gracias a la tomografía, pudieron trazar al detalle las costuras originales, revelando cómo finas tiras del mismo pergamino unían las páginas en un meticuloso entramado de saber antiguo.
Cosas de la historia, el ejemplar estaba dentro de las cubiertas de un registro del siglo XVI, cuyas páginas se emplearon como cubierta para los registros judiciales de Huntingfield Manor. Fue en 2019 cuando una recatalogación de los registros señoriales y patrimoniales de los Vannec de Heveningham en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge dio como resultado el hallazgo de este documento sobre Merlín y el rey Arturo datado entre los siglos XIII y XIV.
Y gracias a la combinación de escáneres 3D, imágenes multiespectrales y microtomografía computarizada, hoy podemos saber qué decían esas antiguas páginas reutilizadas con un total de 6.000 palabras. Este relato artúrico cobró vida entre 1275 y 1315, obra de un escriba medieval empeñado en dejar constancia de dos pasajes de la Suite Vulgate du Merlin, esa continuación en francés de la saga del rey Arturo. Hoy solo sobreviven menos de cuarenta ejemplares de esta suite, cada uno un testimonio irrepetible, trazado a mano y salpicado por los matices personales de su autor anónimo.
Escrito en el antiguo francés -lengua de la corte normanda desde la conquista de 1066-, este manuscrito no solo encierra la magia de Merlín y Arturo, sino también el espíritu de una época en la que cada letra, cada rasgo de tinta, llevaba consigo la impronta única del escriba que la trazó.
Uno de los párrafos extraídos del texto del siglo XIII sobre las historias de Merlín y el rey Arturo dice lo siguiente:
“Mientras se regocijaban en el festín, y Kay, el senescal, trajo el primer plato al rey Arturo y a la reina Ginebra, llegó el hombre más apuesto jamás visto en tierras cristianas. Vestía una túnica de seda ceñida por un arnés de seda tejido con oro y piedras preciosas que brillaba con tal esplendor que iluminaba toda la sala”.
Según la segunda escena del manuscrito, la aparición de Merlín, envuelto en una rica túnica de seda adornada con gemas, irrumpe como un auténtico prodigio, un instante cargado de misterio que pone de relieve sus prodigiosas habilidades y reafirma su papel indispensable como mentor del monarca. En la primera, se recuerda la victoria cristiana contra los sajones en la batalla de Cambénic, incluyendo un combate entre Gauvain, sus hermanos y su padre, el rey Loth, contra los reyes sajones Brándalo, Dodalis, Moydas y Oriancés.
Los investigadores han puesto a disposición del público en la Biblioteca Digital de la Universidad de Cambridgeun modelo 3D que invita a explorar cada milímetro de ese pergamino, probablemente confeccionado con piel de oveja, como si lo tuvieras entre manos. Gracias a las tecnologías más punteras, podrás ampliarlo, girarlo y descubrir sus secretos, incluso imaginar cómo se desplegaría el original del siglo XIII ante tus ojos.
“Si esto se hubiera hecho hace 30 años, el fragmento podría haber sido cortado, desdoblado y aplanado. Pero hoy, preservarlo in situ nos ofrece una perspectiva crucial sobre las prácticas archivísticas del siglo XVI, así como acceso a la propia historia medieval”, explicó Irène Fabry-Tehranchi, especialista francesa del departamento de colecciones de la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, quien ayudó a supervisar el proyecto.