Hoy jueves 31 de julio de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una prórroga de 90 días para la imposición de nuevos aranceles a las exportaciones mexicanas, cuya aplicación estaba prevista para iniciar el 1 de agosto. El mandatario indicó que esta extensión de tiempo busca dar espacio a una nueva ronda de negociaciones bilaterales con México con el objetivo de alcanzar un acuerdo comercial a largo plazo que atienda temas sensibles como el tráfico de drogas, la migración y el desequilibrio comercial.
Aunque se evitó el alza generalizada al 30 % que se había anticipado, Trump confirmó que se mantienen los aranceles actuales: 25 % para vehículos ensamblados en México y autopartes, así como un 50 % sobre exportaciones de acero, aluminio y cobre. “Es exactamente el mismo acuerdo que habíamos alcanzado anteriormente. La única diferencia es que hemos decidido extenderlo por 90 días”, expresó Trump en conferencia de prensa desde Washington.
Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum celebró el acuerdo como un avance importante y señaló que la estrategia de “mantener la cabeza fría” fue clave para lograr este nuevo periodo de gracia. Aseguró que, gracias al T-MEC, los productos que cumplen con sus reglas de origen seguirán estando exentos de aranceles. También enfatizó que la relación bilateral debe regirse por el respeto mutuo y que su gobierno mantendrá abiertas las vías diplomáticas para proteger la economía mexicana.
El sector empresarial mexicano recibió la noticia con alivio. Organismos como el Consejo Coordinador Empresarial y la Industria Maquiladora destacaron que esta prórroga ofrece un margen de maniobra importante para evitar afectaciones mayores a las cadenas de suministro integradas entre ambos países. De haberse aplicado los nuevos aranceles, miles de empleos y cientos de plantas productivas podrían haber resultado impactadas en zonas industriales clave como el norte del país y el Bajío.
Durante los próximos tres meses, México y Estados Unidos sostendrán mesas de trabajo con la finalidad de lograr un acuerdo comercial más estable que pueda resistir los vaivenes políticos y electorales de ambos lados de la frontera. Por ahora, la prórroga representa una victoria diplomática para el gobierno mexicano, aunque el panorama sigue siendo incierto de cara al cierre de año y a los posibles cambios en la política exterior de Washington.