El Día Mundial del Donante de Sangre fue instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2004 con el objetivo de promover la donación voluntaria y no remunerada de sangre. Desde entonces, cada 14 de junio —en honor al nacimiento del inmunólogo Karl Landsteiner, descubridor de los grupos sanguíneos— se conmemora a las personas que con un solo gesto hacen posible salvar hasta tres vidas.
Cada pocos segundos, alguien en el mundo necesita una transfusión. Las donaciones de sangre son esenciales en situaciones como:
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Cirugías de urgencia.
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Tratamientos para cáncer, anemia o enfermedades de la sangre.
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Hemorragias por parto o accidentes.
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Intervenciones en personas con trastornos hematológicos o inmunodeficiencias.
La sangre no se puede fabricar artificialmente, y por eso depende completamente de los donantes.
Este año, la campaña de la OMS se enfoca en la idea de comunidad. El eslogan “Comparte vida, dona sangre” resalta el vínculo invisible que une a quienes donan con quienes reciben: una red de solidaridad que trasciende edades, clases sociales y fronteras. En un mundo cada vez más fragmentado, donar sangre se convierte en una forma concreta de actuar por el bien común.
En general, para ser donante de sangre, se deben cumplir requisitos básicos como:
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Tener entre 18 y 65 años.
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Gozar de buena salud.
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Pesar más de 50 kg.
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No haber tenido enfermedades contagiosas recientes.
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No haber consumido alcohol ni drogas en las últimas 24 horas.
Cada país tiene normativas específicas, pero en la mayoría se puede donar cada 8 semanas (en el caso de hombres) y cada 12 en el caso de mujeres.
Una donación suele durar entre 30 y 45 minutos, incluyendo el registro, una pequeña entrevista médica y el proceso de extracción (que toma de 7 a 10 minutos). Todo el material utilizado es estéril y descartable, por lo que no existe riesgo de contagio. Después de donar, se recomienda descansar, hidratarse y consumir alimentos ricos en hierro.
Según la OMS, solo el 62% de los países tienen sistemas de donación basados exclusivamente en voluntariado. En muchas regiones aún se depende de donaciones familiares o remuneradas, lo cual disminuye la seguridad transfusional. En América Latina, países como México, Argentina y Colombia han mejorado sus campañas de concienciación, pero aún enfrentan retos: se estima que solo el 4–5% de las personas en edad de donar lo hacen efectivamente cada año.
Más allá de los datos, el Día Mundial del Donante de Sangre está lleno de historias humanas. Pacientes que superaron enfermedades gracias a transfusiones. Donantes que comenzaron por ayudar a un ser querido y luego se volvieron voluntarios habituales. Médicos y enfermeros que construyen confianza con cada campaña. Una donación puede cambiar el destino de alguien que nunca conocerás. Pero ese acto silencioso de generosidad es, sin duda, una de las formas más puras de humanidad.
Donar sangre es uno de los actos más sencillos y poderosos que una persona puede hacer por otra. En un mundo donde los gestos solidarios valen más que nunca, el Día Mundial del Donante de Sangre nos recuerda que todos tenemos algo que dar. Tu sangre puede ser el regalo más valioso para alguien que lo necesita hoy.