Chiapas es mundialmente reconocido por su riqueza en ámbar, una resina fosilizada que encierra en su interior un fascinante registro de la vida prehistórica. Este ámbar, con sus tonos que van desde el amarillo miel hasta el rojizo intenso, se forma a partir de la resina de árboles antiguos, atrapando en su interior insectos, plantas y otros organismos que existieron hace millones de años. La región de Simojovel, en particular, es una fuente importante de esta piedra preciosa, que ha cautivado a científicos y coleccionistas durante siglos.
La extracción y procesamiento del ámbar chiapaneco es una actividad tradicional en la región. Artesanos locales, con técnicas transmitidas a través de generaciones, moldean y pulen este material, creando piezas únicas de joyería y objetos de arte.
Desde collares y aretes hasta esculturas y figuras decorativas, el ámbar chiapaneco se transforma en piezas de inigualable belleza, que combinan la exquisitez de la naturaleza con la destreza manual de los artesanos.
Este trabajo contribuye significativamente a la economía de las comunidades locales.
El ámbar de Chiapas no es solo una fuente de ingresos; también es un objeto de estudio científico de gran importancia. Los insectos, plantas y otros organismos atrapados en su interior proporcionan una ventana única al pasado, permitiendo a los paleontólogos y biólogos reconstruir ecosistemas antiguos y estudiar la evolución de las especies. El ámbar chiapaneco ha ofrecido valiosos descubrimientos científicos, aportando información crucial sobre la vida en la Tierra hace millones de años.
En resumen, el ámbar de Chiapas representa una valiosa herencia natural y cultural. Su belleza y significado científico lo convierten en un tesoro invaluable, que debe ser preservado y estudiado para las futuras generaciones. Las piezas elaboradas con este material no solo son objetos de belleza estética, sino también testigos silenciosos de un pasado remoto, que contribuyen a entender la fascinante historia de la vida en nuestro planeta.