Emilio Rabasa Estebanell (1856–1930) fue una figura destacada del México de finales del siglo XIX y principios del XX, cuya vida y obra abarcaron ámbitos tan diversos como el derecho, la política, la literatura y la diplomacia. Nacido en la ciudad de Ocozocoautla, en el estado de Chiapas, Rabasa creció en un contexto en el que las transformaciones políticas del país, tras la Reforma y el Segundo Imperio, marcarían profundamente su pensamiento y acción pública.
Estudió en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, una institución por la que pasaron numerosos personajes fundamentales de la historia de México, como Benito Juárez y Porfirio Díaz. Se graduó como abogado y, desde joven, mostró una inclinación por la reflexión jurídica y filosófica. Su sólida formación en derecho y su capacidad para escribir con claridad y fuerza argumentativa lo hicieron destacar rápidamente en los círculos intelectuales y políticos de su tiempo.
Durante el Porfiriato, Emilio Rabasa tuvo una carrera política destacada. Fue gobernador del estado de Chiapas entre 1891 y 1895, cargo desde el cual impulsó políticas de modernización económica y orden administrativo. Su estilo de gobierno, aunque autoritario como era común en la época, fue también ilustrado, y buscó fomentar la educación y el desarrollo de la infraestructura local.
Después de su paso por el gobierno, Rabasa se trasladó a la Ciudad de México, donde ocupó un lugar importante en el ámbito académico. Fue uno de los fundadores de la Escuela Libre de Derecho en 1912, una institución privada que se propuso como contrapeso a la educación jurídica impartida por el Estado y que buscaba preservar una visión clásica y conservadora del derecho. En esta escuela, Rabasa impartió clases de derecho constitucional, campo en el que se convirtió en una de las principales autoridades mexicanas de su tiempo.
Emilio Rabasa fue un crítico agudo del constitucionalismo liberal de su época, especialmente del sistema establecido en la Constitución de 1857. Su obra más influyente en este campo fue “La Constitución y la dictadura” (publicada bajo el seudónimo de “Lucas Rivera”), donde analiza las contradicciones entre el texto constitucional mexicano y la práctica política del porfiriato. Rabasa sostenía que, aunque formalmente se proclamaban libertades y una república democrática, en la práctica era necesaria una forma de gobierno autoritaria para preservar la unidad y el progreso nacional. Este pensamiento lo llevó a sostener una visión conservadora del poder político, en la que el orden y la autoridad tenían primacía sobre la libertad individual. Esta posición le generó tanto admiradores como detractores, y su pensamiento influyó en generaciones de juristas y políticos mexicanos durante la primera mitad del siglo XX.
Además de su actividad como jurista y político, Emilio Rabasa fue también un novelista notable. Entre sus obras más conocidas están “La bola” (1887), “El cuarto poder” (1888), “Moneda falsa” (1889) y “La gran ciencia” (1890), novelas que retratan la vida política y social del México rural y provinciano de su tiempo. Estas obras pertenecen al realismo y tienen un claro contenido crítico hacia la corrupción, la hipocresía y el oportunismo en la política y el periodismo de la época. Rabasa escribió con un estilo sobrio, perspicaz, y cargado de ironía. A través de sus personajes y tramas, mostraba el conflicto entre los ideales liberales y la cruda realidad de un país todavía plagado de caciquismo, pobreza e injusticia. Estas novelas constituyen una valiosa fuente histórica y literaria para entender la mentalidad de la élite intelectual del porfiriato.
Emilio Rabasa representa, en muchos sentidos, al intelectual conservador porfirista: defensor del orden, crítico del liberalismo abstracto y creyente en la necesidad de un poder ejecutivo fuerte para guiar a México hacia la modernidad. Su pensamiento jurídico y político ha sido revisado con interés tanto por conservadores como por críticos del autoritarismo, quienes encuentran en su obra una fuente clave para entender las tensiones entre legalidad y legitimidad, libertad y orden, en la historia constitucional mexicana. Al mismo tiempo, su obra literaria constituye un retrato lúcido y a veces mordaz del México de su época, y lo coloca como uno de los escritores realistas más representativos del siglo XIX mexicano.