Cada año, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se lleva a cabo una hermosa tradición en honor a San Marcos: la ensartada de flores de mayo. Esta colorida celebración, arraigada en la cultura chiapaneca, congrega a la comunidad para adornar las calles y las iglesias con miles de flores, creando un espectáculo visual que conmueve e inspira. La dedicación y el fervor con que se realiza esta tradición reflejan la profunda devoción de los habitantes hacia su santo patrono. La elaboración de las tradicionales guirnaldas y arcos florales es un proceso que involucra a toda la comunidad.
Familias enteras se reúnen para recolectar las flores, mayormente de la región, seleccionando las más frescas y vibrantes. Luego, con paciencia y esmero, las ensartan una a una, creando intrincados diseños que se transforman en auténticas obras de arte efímero. Esta actividad colectiva fortalece los lazos comunitarios y transmite la tradición de generación en generación, asegurando su perdurabilidad.
El día de la festividad, las calles se llenan de un aroma embriagador a flores frescas.
Los arcos florales, de diversos tamaños y colores, transforman el paisaje urbano en un jardín monumental. Durante el recorrido procesional en honor a San Marcos, los fieles admiran el trabajo artesanal y expresan su gratitud a través de plegarias y cantos tradicionales. Es un momento de júbilo compartido, donde la fe y la belleza se entrelazan en una experiencia incomparable.
La ensartada de flores de mayo en Tuxtla Gutiérrez trasciende su significado religioso, representando una expresión cultural auténtica y vibrante. Más allá de una simple ofrenda, es una manifestación de la identidad chiapaneca, que celebra la belleza natural, la creatividad artesanal y la profunda fe de su gente. Esta tradición, llena de colorido y emoción, continúa atrayendo a visitantes año tras año, quienes quedan cautivados por la belleza y el fervor de esta única celebración.