En 2025, conmemoramos 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, una fecha crucial en la historia de México. La visión de los mexicas, al establecer su gran ciudad en medio del lago de Texcoco, representa un hito de ingenio y organización social sin precedentes en Mesoamérica. Su desarrollo urbano, con chinampas, canales y calzadas, nos muestra una civilización avanzada que supo aprovechar los recursos naturales de su entorno con una planificación excepcional. La grandeza de Tenochtitlán se extendió más allá de sus límites físicos, impactando en el desarrollo cultural, político y económico de la región.
El florecimiento de Tenochtitlán no se limitó a la arquitectura y la ingeniería. Su vida social y cultural era vibrante, con una rica tradición artística, religiosa y científica. La ciudad albergaba templos impresionantes, mercados bulliciosos y un sistema de gobierno complejo y organizado. La influencia de Tenochtitlán se expandió a través de una red de alianzas y conquistas, consolidando su posición como un centro de poder en Mesoamérica. Su legado se refleja en la herencia cultural que persiste hasta nuestros días, en las tradiciones, el arte y la lengua náhuatl.
La caída de Tenochtitlán en 1521 marcó un punto de inflexión en la historia de México, pero su legado sigue vivo en la Ciudad de México actual. Las ruinas de la gran Tenochtitlán yacen bajo las calles de la metrópolis moderna, un recordatorio tangible de la grandeza de una civilización prehispánica. La fundación de México-Tenochtitlán no solo representa un evento histórico, sino un símbolo de resiliencia, adaptación y el ingenio humano. Su historia continúa inspirando a generaciones, recordándonos la importancia de preservar y valorar nuestro pasado.
Celebrar los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán es una oportunidad para reflexionar sobre la riqueza cultural de nuestro país y la importancia de recordar nuestras raíces. Es una invitación a reconocer la complejidad y la grandeza de la civilización mexica, y a valorar el legado que nos dejaron. La conmemoración de este aniversario debe ser un motivo de orgullo y un compromiso para seguir construyendo un futuro que honre la memoria de nuestros antepasados y la historia que forjó la identidad de México.