Cada 24 de junio se conmemora el Día Internacional del Paramédico, una fecha dedicada a reconocer la labor incansable de quienes, sin importar la hora, el clima o el lugar, acuden al llamado de la emergencia. La conmemoración de esta fecha tiene su origen en la batalla de Solferino en junio de 1859 en la que el fundador de la Cruz Roja, Henry Dunant, en compañía de otras personas, realizaron trabajo de voluntariado para atender a los soldados heridos.
De igual manera, en México este día se celebra a las personas socorristas, término que abarca no sólo al personal paramédico sino también, bomberos, personal de enfermería, o cualquier otra persona que cuente con el entrenamiento necesario para brindar de manera oportuna auxilio a terceros.
Los paramédicos son mucho más que conductores de ambulancia o técnicos en primeros auxilios. Son la primera línea de atención ante situaciones críticas: accidentes, infartos, partos inesperados, desastres naturales y todo tipo de emergencias médicas. Su trabajo no solo requiere conocimientos técnicos, sino también una enorme fortaleza emocional y física, ya que se enfrentan cotidianamente al dolor, la incertidumbre y el riesgo, con una única misión: salvar vidas.
En México y muchos otros países de América Latina, esta fecha ha ido cobrando relevancia año con año, especialmente después de que la pandemia por COVID-19 evidenciara la importancia vital de todos los trabajadores de la salud prehospitalaria. Fueron ellos quienes, con valentía, transportaron pacientes, enfrentaron contagios y siguieron de pie cuando el miedo paralizaba a tantos.
Pero ser paramédico no solo se trata de valor. Se trata de humanidad. De la capacidad de mantener la calma cuando todo arde. De ser consuelo en medio del caos. De sostener una mano mientras se lucha por una vida. ¿Cuántas personas han sido salvadas gracias a una reanimación oportuna? ¿Cuántas madres recuerdan al paramédico que las ayudó a dar a luz en plena vía pública? ¿Cuántas historias de esperanza comienzan con la sirena de una ambulancia?
Hoy, más que nunca, es momento de reconocer su esfuerzo, exigir mejores condiciones laborales para ellos, y agradecer su entrega. Porque el mundo necesita más personas que, como los paramédicos, corren hacia el peligro mientras otros se alejan. Que llevan en el corazón la promesa de servir, sin esperar aplausos, pero mereciéndolos todos.
Gracias por cada minuto, cada maniobra, cada decisión difícil y cada vida que han ayudado a preservar. Ustedes son héroes, y este día es un pequeño reflejo del gran impacto que tienen en nuestras vidas.
¡Feliz Día del Paramédico y personas Socorristas!