Cuando el calor aprieta, lo natural nos llama. Buscamos sombra, frescura y un poco de alivio bajo el las hojas de un árbol. Pero más allá de buscar, ¿por qué no sembrar? En Chiapas, la tierra fértil y biodiversa nos regala especies únicas que, además de refrescar nuestros hogares y calles, preservan nuestra identidad ecológica.
Plantar un árbol endémico es mucho más que embellecer un espacio: es cuidar lo que nace aquí, respetar los ciclos del ecosistema y combatir el cambio climático desde nuestras raíces. Aquí te presentamos algunos árboles chiapanecos que puedes plantar con confianza esta temporada de calor:
Maculis rosado (Tabebuia rosea)
Con su copa amplia y flores rosadas que caen como lluvia suave, el maculis es perfecto para crear sombra y atraer aves. Florece en la época seca, regalando belleza justo cuando más la necesitamos.
Ceiba (Ceiba pentandra)
Considerada sagrada por muchas culturas mesoamericanas, la ceiba es un árbol monumental, símbolo de vida y conexión entre cielos y tierra. Aunque necesita espacio, su sombra y significado la hacen invaluable en espacios amplios.
Guarumbo (Cecropia obtusifolia)
Ideal para quienes buscan un crecimiento rápido. Sus hojas grandes ofrecen sombra generosa y además sirve de refugio para aves e insectos benéficos. Se adapta muy bien a climas cálidos y suelos chiapanecos.
Chicozapote (Manilkara zapota)
Además de sombra, este árbol ofrece frutos dulces y nutritivos. Su madera es resistente y su follaje espeso, perfecto para días calurosos. Una opción funcional y deliciosa.
Ojite (Heliocarpus donnellsmithii)
Árbol nativo de la región, con flores pequeñas y fragantes que atraen abejas. Crece bien en climas cálidos y su copa genera buena sombra sin dañar banquetas.
Palo de tinte (Haematoxylum campechianum)
Antiguamente usado para teñir telas, este árbol representa historia y adaptación. Su follaje crea sombra y se adapta bien a diferentes tipos de suelo.
Plantar árboles endémicos no solo es una acción ecológica: es un acto de amor por Chiapas. Ellos conocen esta tierra, la cuidan como parte del equilibrio natural y nos devuelven oxígeno, frescura y vida.
Así que si este calor te tiene buscando un refugio, piensa en el futuro: planta un árbol que hable chiapaneco.